A.L.C.E. ha debido luchar contra muchos frentes y atender muchas necesidades. Tal vez, haya diversificado su tiempo, sus medios y sus trabajos. Pero abrió una brecha en el año 1961 que continua en permanente evolución.
Durante este período A.L.C.E. ha recibido más de 50.000 consultas de los epilépticos de todo el país; las de carácter médico del interior han sido derivadas a los servicios correspondientes.
A través de estas consultas, A.L.C.E. fue adquiriendo conocimiento y conciencia de los tremendos problemas sociales que angustian al paciente epiléptico y a su familia. Podríamos clasificar las consultas recibidas en los siguientes errores y prejuicios en la EPILEPSIA:
1º) la no aceptación de la enfermedad;
2º) la falta de perseverancia en la terapia instituida;
3º) la falta de confianza en el médico;
4º) la actitud negativa frente a la medicación;
5º) la ansiedad de los padres frente a la posibilidad de una próxima crisis;
6º) la prohibición de comenzar o continuar con los estudios;
7º) la prohibición de hacer deportes y/o ejercicios físicos;
8º) la presunción de que el epiléptico es un débil mental;
9º) el temor de contraer enlace o de tener descendencia;
10º) el temor de cumplir el tratamiento durante el embarazo;
11º) el rechazo en la escuela y en el trabajo;
12º) el sentimiento de culpa de los padres hacia los hijos enfermos.
Como así también:
• el costo de los medicamentos y exámenes complementarios (alto costo que día a día va en aumento y que es inalcanzable para pacientes de escasos recursos);
• la falta de alimentación adecuada;
• la falta de atención adecuada a la embarazada;
• la falta de centros materno-infantiles con atención obstétrica;
• la omisión de información y explicación a padres y enfermos por parte del médico tratante.